martes, 10 de abril de 2018

Crean Ángeles En un laboratorio Secreto, El Proyecto Hombre Ángel, (Cree...



El Proyecto Hombre Ángel.


Creimos que sería sencillo; toma unos cromosomas, córtalos, ponlos ahí, y oye, él ser humano perfecto. Todavía no estoy seguro de qué salió mal. Quizás un error de cálculo o un mal procedimiento O tal vez algo más allá de nuestro control. ¿Quién sabe?


Nosotros (algunos de mis colegas psiquiatras y yo) estábamos intrigados por la emoción humana. Ira, desesperación, euforia. ¿Era posible encerrar la mente en una emoción? ¿Encerrarlo en un estado eufórico para que ninguna tristeza o ira nublara su pensamiento?... Pues teóricamente, sí.


No voy a describir los procedimientos del experimento, por qué no quisiera repetir aquella horrible experiencia, solo recordarlo me provoca ataques dé pánico, en fin, éramos ambiciosos, jóvenes, nada podía detenernos, y nadie podía decirnos que estábamos equivocados. Todo lo que puedo decir es que dé alguna manera obtuvimos algunas células madre, luego las nutrimos hasta convertirlas en fetos y manipulamos ligeramente la genética.


El experimento se llamó "Él Proyecto Hombre Ángel" y el objetivo era crear un ser que sólo sintiera felicidad. Pero algo salió mal. Terriblemente mal.


La mitad de los sujetos de prueba murieron inesperadamente, sin previo aviso y sin causa aparente. La mitad restante nacieron en su mayoría horriblemente distorsionados, pero solo tres nacieron bien. -!!Perfecto,- pensamos. Un humano con una capacidad mental más allá de cualquier otra debido a su estado eufórico aislado.


Los 3 niños Ángeles eran perfectamente normales hasta los dieciocho meses. Fue entonces cuando aparecieron los primeros síntomas. Falta de equilibrio, problemas para dormir y comer, baja capacidad de respuesta. En él fondo todos estabamos nerviosos, por supuesto, pero por fuera permanecimos tranquilos y continuamos con el proyecto. Deberíamos haber terminado allí. Deberíamos haber cogido a esos malditos seres y sacrificarlos, quemarlos y cerrar el laboratorio. Pero continuamos.


Las cosas sólo empeoraron. Los movimientos dé los sujetos se volvían cada vez más esporádicos y todavía no podían pronunciar palabras, aunque eso sí, podían reírse y lo hacían con frecuencia. Demasiado a menudo para ser sinceros. Pero aquellas risas no risas felices, sino tranquilas, risas casi nerviosas, casi constantes. En los experimentos no importaba cuánto dolor se le causara a los sujetos, simplemente te miraban fijamente y se reían, como si se estuviesen burlando de ti, llamando inútiles a tus estúpidos intentos de dañarlo.


Esperábamos que en algunas materias tuvieran capacidades extra de aprendizaje, pero ocurrió todo lo contrario. Su desarrollo mental se retrasó severamente. No podían prestar atención a algo durante más de unos minutos antes, de caer en un ataque de risa.


Pero continuamos, esperabamos que estos síntomas desaparecieran a medida que los niños crecían. Le dimos un nombre a los síntomas. "Síndrome del Ángel feliz", porque eran niños y por qué no paraban dé reir.


A los cinco años del proyecto nos dimos cuenta de que no había esperanza. Ya no soportábamos la risa incesante de estos niños; como si supieran algo que nosotros no supiéramos, como si algún tipo de broma pasara entre ellos. Mirar a un niño y verlo moverse esporádicamente y reírse excesivamente era algo inquietante. Dos de mis colegas abandonaron él proyecto porque no pudieron soportarlos.


Los niños no habían hablado en cinco años, sólo reían. Luego, sé nos ocurrió la estúpida idea de darles comida qué estuviera llena de toxinas que silenciosamente y sin dolor fueran matando a los sujetos. para nosotros era algo dificil, pero había que hacerlo.


Cuando un colega mío colocó una bandeja de comida frente a uno de los niños, la risa se detuvo. El chico miró a mi amigo, muy serio y sin reírse, continuó mirándolo fijamente y no se movieron por un rato era cómo sí estuvieran en shock. quienes estábamos en ese momento nos pusimos con bolígrafo y papel, listos para tomar notas. De repente, mi colega cayó de rodillas, sé agarró la cabeza y gritó furiosamente.


Parecía estar sufriendo un dolor tremendo. todos estábamos tan sorprendidos que no pudimos hacer nada más que sentarnos a mirar. sé revolcaba en él suelo gritando maldiciones. Se sacudió violentamente unas cuantas veces, y luego sé calmó.


Me mantuve firme ante aquella situación con más éxito que algunos de mis colegas. Algo de esto no era normal, una oscura presencia parecía sobresalir entre nosotros. dé pronto, los niños comenzaron a reir a carcajadas, sé tumbaron al piso y sé revolcaban dé felicidad hasta qué sé detvieron y dé manera extraña, sé pusieron dé pie, sé tomaron dé las manos, y las luces se apagaron.


Nadie podía ver nada oí golpes, vidrios rotos, risas y gritos. Lo más aterrador de todo era qué aquello parecía estar hecho para mi, yo era un simple oyente, mientras al resto dé mis colegas parecian estar torturandolos a mi, nada me pasaba. Cuando las luces volvieron a encenderse, los niños ya no estaban. Dos de mis colegas yacían inconscientes en él suelo, sus cuerpos estaban retorcidos en ángulos extraños, la sangre salía de sus bocas caídas. creí qué estaban muertos, no mostraban signos vitales. Pero mientras me inclinaba, pude oír levemente su respiración, intentaban succionar oxígeno con sus cuellos quebrados y sus pulmones llenos dé sangre. no podía salvar a ninguno dé los dos y no podía darles piedad, así es que fui a examinar a otro dé mis colegas. Sin pulso, sin respiración, pero con una enorme sonrisa en él rostro.


Aunque los niños se habían ido, todavía sé sentía como si algo me estuviera observando, algo que estaba acechandome pero que no podia ver.


Yo y un colega qué convenientemente no presenció directamente él incidente, sino qué pudo ver lo qué había pasado a través dé la camaras dé video, decidimos cerrar todo inmediatamente. Antes de irnos, destruimos la investigación, cerramos y atrincheramos el laboratorio y nos largamos dé ahí.


Todavía siento que me vigilan, todavía oigo las risas en mi mente. Cuando eso pasa salgo corriendo, me levanto y me voy dé dónde quiera que esté, pero sé ha vuelto insoportable, lo he aceptado, es lo que obtengo por intentar alterar la naturaleza. Dejo esta carta como advertencia. sé qué vienen por ti también. Vienen por todos nosotros. así es qué, si alguna vez oyes susurros, risas, en el borde de tu oído, corre. Si alguna vez sientes qué hay algo contigo pero no puedes mirarlo, corre.


Además, te advierto esto. Uno: no alteres lo que no es tuyo. Dos: Incluso los ángeles pueden ser demonios disfrazados. Y tres: No vengas por mí. Es como si estuviera muerto.


La carta fue encontrada en un laboratorio qué hasta ahora, permanecía secreto, fue descubierto en lo profundo de un bosque en rusia.
Sus instalaciones consistian básicamente en una sala de observación y una sala de contención.
Las autoridades determinaron qué en él lugar hubo un terrible incendio y qué, además, la puerta dé la sala dé contención había sido violada desde dentro.
Sé informa también del hallazgo dé dos esqueletos humanos aún sin identificar y qué al parecer, presentaron traumatismos severos al momento dé su muerte. La naturaleza exacta de este laboratorio aún no ha sido descubierta.

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